Los Okupas

Una de las cosas que más me joden de las navidades (y mira que son muchas), es que de pronto mi casa se convierte en el Campamento Krusty. Si ya es difícil la convivencia cuando sólo somos cuatro, siete personas parecen demasiadas para un piso de ciento y pico metros. “Al menos hay dos cuartos de baño”, dicen por aquí con recochineo. Cuando consigo elegir el CD que voy a escuchar mientras me ducho, me hago con la ropa interior y el albornoz... ocupados. ¡Ambos! ¿Pero es que esta gente no hace otra cosa? ¿No es más entretenido mirar la televisión que joderme a mí el turno de ducha?.

La hora de comer es otra historia. De pronto somos La Tribu de los Brady, hablando todos al tiempo y a gritos entre “estostásoso” y “puesayerviamengano”. Que así no hay quien pille cacho de ninguna conversación, hombre. Un poquito de civismo. Que cuando imagino a los cavernícolas devorando ñus en sus cuevas, les veo más educados y cediéndose los turnos para hablar. Lo de la televisión tiene tela. Porque de cuatro que la tienen, sólo en una de las habitaciones no hay alguien ya durmiendo. Los lunnis trasnochan más que esta gente, joder. Y claro, están los abuelos. Y a los abuelos les gusta ver a “esos dos que se disfrazan” o a la Obregón (dios, mi estómago...). Se jodió así me recién estrenada pasión por Roma o mis intentos por convencerles de que Buffy es un fiel reflejo de la sociedad teen americana de los noventa. A estas últimas afirmaciones me preguntaron quién era Buffy, qué es “fiel reflejo”, si “teen” era “extranjero” y por qué tengo yo ganas de ver tanto mordisco. Porque mis abuelos tienen inquietudes, sí. Aunque la mayoría se basen en por qué coño no tengo novio a estas alturas.

En fin. Que acaba una de tanta gente hasta donde la espalda pierde su casto nombre. Y ayer se van todos a la vez. Y ahora hay un silencio sepulcral. Y mi habitación es para mí sola de nuevo. Y con todas las estupideces que me ha tocado aguantar... ahora les echo de menos. Para colmo vuelta a la facultad y ahora sin fumar en el pasillo. Yuju. Pero qué bien pinta el 2006...