Crónica de un día sin ti

Ésta mañana desperté pronto, sabes que acostumbro a no hacerlo, pero tenía frío, miré al otro lado de la cama, y un día mas no estabas a mi lado. Leí tu mensaje de buenos días y de ánimos para éste día que pintaba muy duro. Mientras aun estaba en la cama apuraba el momento de levantarme recordando lo que ayer hiciste por mi, algo muy simple, pero que me pareció de lo más encantador. Me puse las pilas con mi té americano y me senté en la silla dispuesta a no levantarme en horas, no sin antes pensar en cómo estarías y cómo llevarías la mañana trabajando.
Cada poco tiempo levantaba la vista y miraba todas las fotos en las que apareces y me hacían recordar los momentos en las que nos las sacábamos, y sonreía. Así llegué hasta media mañana.
A partir de las dos ya me puse inquieta, cómo cada día, esperando a que me llamaras o algo, diciéndome que ya estabas en casa. Sabes que no me gustan las carreteras.
Cuando llegué al instituto y hablamos, una vez más me diste ánimos, los que nunca me ha dado nadie, para seguir estudiando y hacer un buen examen. Sobre las 8, justo cuando necesitaba algo que me desviara de la remesa documentaria o de la orden de pago, y que hiciera que no me tirara de los pelos de la desesperación, volví a leer un nuevo mensaje, diciendo lo mismo que en anteriores ocasiones, pero lo justo para levantarme el ánimo un poquito. ¿Crees en la telepatía? Yo si.
Por fin llego la hora, y en cuanto me senté en la silla intenté relajarme y pensé que nunca me has fallado, desde que estás a mi lado lo he aprobado todo. Será una chorrada, pero a mi me sirve.
Al final la tarde no ha acabado tan mal, no se si lo hice bien o mal, pero el aprobar o no ya no está de mi mano. Incluso he encontrado aparcamiento a la primera !!Y éste ha sido mi día sin ti, nada comparado a cuando apareces por alguna parte.