Cómo adelantar el carnaval
En Cachilandia hay más suerte. El pasaje está lleno de gente que se ha creído que es Halloween y todos van de personajes de terror. Gritan cosas, pero no les hacemos caso. Nos tomamos una coctelera (no sé de quién es la feliz idea de mezclar siempre lácteos con cerveza) y unos machacaos. Arcángel-Alaska sugiere rematar con un Queen (una cosa que se bebe en vaso de chocolate y lleva nata montada... creo que ya sé de quién es la idea...) y Ktulu-Quai y Yo-Joplin aceptamos encantados. Aquí dentro va todo el mundo de pirata. Cuánto daño ha hecho Johnny Deep.
De camino, Pachu empieza a hacer gala de una aplastante coherencia. Pasan algunos chavales y les grita: "No soy Batman, soy Batgirl. Tengo bat-tetas". Al poco rato, en medio de un charco: "Batman es un hombre. No le tiene miedo a nada. No le asusta saltar en los charcos". Y como imaginais, salta feliz en medio del charco mientras Sweet y yo morimos de la risa. El siguiente bar es un regreso a los tiempos de discoteca. Ponen música de “cuando éramos jóvenes” y bailamos entusiasmados mientras ingerimos unas copas. Hacía tanto que no me tomaba un vodka bailando dance que me falta ponerme a llorar. La camarera es amiga de Arcángel y se marca unas uñitas con instrucciones. De no ser porque llevamos suficiente alcohol como para anestesiarnos las papilas gustativas, el vodka a palo seco habría hecho vomitar al mas pintado.
Próxima parada: Lundrin Drundin. Nos sirven un copazo (otro eristoff para mí) y hacemos 20 fotos así espontáneas. Jugamos a los hielos y el local entero nos mira flipando. Éstos nunca han sido jóvenes. O no han tenido pueblo. Pero les falta sacar la cámara de fotos y enviarlas al periódico como documento de interés nacional. Salimos de allí cagando leches y vamos al peor lugar al que se puede ir cuando se está un pelín tocado. Ese bar tiene menos luz que el callejón de drácula y la iluminación del baño induce a la paranoia. Ante tamaña situación: cerveza para todos.
La última parada (nomepuedocreerlahoraquees) es un bar rockero. Yupi. Ahora que tengo la falda calada de nieve y no me cabe una gota más de alcohol vamos a territorio comanche. Piden otro par de jarras y yo me meto en el servicio de tíos por error. Por suerte nadie adviritió que la hippie trasnochada había metido la gamba excepto Ktulu y Arcángel, que se descojonaron a placer. De vuelta a casa sigue nevando, por si fuera de por sí poco difícil andar a estas alturas. Nos despedimos y, mientras trato de atinar a meter la llave en la cerradura, rezo lo mismo de siempre: “Si no me mato por las escaleras ahora juro que no vuelvo a beber”.
3 Comments:
menudo fiestorro!!
os acabo de dejar una cadena pendiente. si gustáis...
Yo tb os he dejado la misma cadena, ya veis, pa'quedar bien. Si es que todo acaba en familia.
Por cierto, Ktulu, tu reputación acaba de caer en picado... :)
Jejeje... va de cadenas la cosa. Pues nada, daros por contestados seguro y un besazo a cada uno :).
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