El retorno de La Bicho

Si hay algo más divertido que hacer enfadar a un profesor, es sin duda enfadar a La Bicho. La Bicho es una señora con muy malas pulgas que, no contenta con darnos clase el año pasado, vuelve a la carga para provocarnos sudores fríos en las prácticas y noches plagadas de pesadillas. Su modo de corregir es una extraña ecuación inversamente proporcional. Es decir, que si todo tu examen está bien pero te faltan tres cosas de cincuenta, tienes un 3. Tenían razón los que dijeron que en frascos pequeños también se guarda el veneno, pero si algo tiene de bueno esta mujer son sus joyitas. La clase de ayer fue la verdadera definición de Sindiós. Ella se dedicaba a decirnos lo terriblemente horrorosos periodistas que somos y alguien se atrevió a rebatirla. Un valiente alumno al que probablemente no volveremos a ver levantó la voz para decirla que la culpa era suya por explicar las cosas mal. Se desencadenó la tormenta. La ira de Thor concentrada en la cabeza reducida de la Carmen, que con el rostro congestionado soltó perlas como estas:

"No se puede hacer una noticia sin fuentes. Se puede hacer. Pero mal." (ahí, dejando las cosas claras)

"¿Qué es eso de personalizar una noticia? ¿¡Pero qué es eso!? ¡No comprendo nada!" (Doña Carmen, encendida.)

"También hay recomendaciones en eso, que ahora no me sé del todo." (Te hemos pillado bruja. A la hoguera.)

[Después de que una alumna la preguntase por el uso del futuro en los titulares, se dispone a explicarnos todas las reglas de titulación en prensa escrita. La alumna en cuestión declara que no es eso lo que ha preguntado...]

"Las respuestas mías suelen ser completas, Laura. No seas impaciente."

[Y continúa citándonos ejemplos de titulares que nada tienen que ver con la pregunta. Laura, desesperada, repite que no es ese el objeto de su pregunta. Y La Bicho se enfurece.]

"¡Sí mujer! ¡Ya te respondo! ¡No seas impaciente!"

[Termina su exposición diciendo que los titulares están mal si llevan el verbo ser. Y la arriesgada alumna replica de nuevo.]

"Si no estás de acuerdo, haz tú un libro de estilo." (Eso es, doña Carmen. Es usted todo democracia y ganas de diálogo.)

"Aquí estamos empleando códigos distintos. Yo estoy hablando en idioma A y vosotros en B." (Va a ser eso. No es que no tenga razón, es que es una incomprendida.)

"El estrés del periodista es sólo comparable al del médico de urgencias." (¿Exagerada yo? Traeme el bisturí que me piro a una rueda de prensa.)

[Algunos alumnos se quejan de la falta de tiempo en clase para hacer las prácticas.]

"Uno dice a y cuarto, otro a y media... ¡YO MIRO EL RELOJ!"

"¿Y qué cosas son seguras en esta vida? ¡No, no! Es una pregunta completamente ingenua e inocente." (Un poquito de filosofía barata para acabar la clase. Seguro en esta vida es que te vas a volver a cargar a media clase. Perra.)

Y así, entre carcajadas, consigo esconderme en la penúltima fila y apuntar todo lo que sale de la boca de esta mujer. Comprenderéis ahora por qué no me salto ni una de sus clases. Joder. ¡Son mejores que el Caiga Quien Caiga!