¿Y qué más?
Pero vamos a ser un poco justos, hombre. Que lo que no puede ser no puede ser y, además, es imposible. Cuando una está sentada (tirada) en el sofá frente al televisor, no espera que todos los anuncios se basen precisamente en hechos reales. Porque a ninguna nos hace ni puta gracia que nos baje la regla, ni corremos alegres por un prado girando sombrillitas blancas entre cánticos. La aspiradora no puede (lástima) tragarse al cerdo que ha manchado toda la cocina para prepararse un bocadillo. Y, francamente, si me pillan los del detergente y me arrojan aceite con chocolate en la camiseta para demostrarme después que la mancha sale, no rezongo “Ay Dios” con semblante preocupado. Le sacudo una patada a la señorita en cuestión que se acuerda de mí el resto de su vida.
Pero lo de Silk-epil es excesivo. Porque quien no utiliza estas máquinas puede caer en el error de pensar que lo que le venden por televisión es cierto. Nada más lejos de la realidad. El anuncio en cuestión muestra a una tía ya depilada pasándose la depiladora, sin cable ni ruidos, con expresión serena. ¡Ja! ¡No hay cable! O esa tía es hermana de Harry Potter y hace que la cosa tire sin electricidad, o nos toma el pelo con todo el arte. O igual es que como es una modelo de corporación dermoestética y tiene hecha la depilación láser, pues a la mujer no le hace falta silk-epil ni hostias. Luego esa cara de tranquilidad. Tan alejada de la “Me cago en los cánones de belleza femeninos – Esto duele como el carajo – Deberíamos nacer sin pelo” que ponemos en realidad. Pero insisto, la tía esa ya está depilada. ¿Cómo la va a doler? Es el mismo efecto que pasarse un libro por las piernas depiladas. Lo que me extraña es que la muchacha aguante la risa ante tanto engaño. Y lo del ruido ya es harina de otro costal...
En fin, que, como habrán notado a estas alturas, me pone bastante de los hígados que traten de engañar al consumidor con tanta patraña publicitaria. ¿Qué será lo próximo? ¿”La nueva Fina y Segura con Alas te lleva al tajo volando”? Se aceptan sugerencias.
Pero lo de Silk-epil es excesivo. Porque quien no utiliza estas máquinas puede caer en el error de pensar que lo que le venden por televisión es cierto. Nada más lejos de la realidad. El anuncio en cuestión muestra a una tía ya depilada pasándose la depiladora, sin cable ni ruidos, con expresión serena. ¡Ja! ¡No hay cable! O esa tía es hermana de Harry Potter y hace que la cosa tire sin electricidad, o nos toma el pelo con todo el arte. O igual es que como es una modelo de corporación dermoestética y tiene hecha la depilación láser, pues a la mujer no le hace falta silk-epil ni hostias. Luego esa cara de tranquilidad. Tan alejada de la “Me cago en los cánones de belleza femeninos – Esto duele como el carajo – Deberíamos nacer sin pelo” que ponemos en realidad. Pero insisto, la tía esa ya está depilada. ¿Cómo la va a doler? Es el mismo efecto que pasarse un libro por las piernas depiladas. Lo que me extraña es que la muchacha aguante la risa ante tanto engaño. Y lo del ruido ya es harina de otro costal...
En fin, que, como habrán notado a estas alturas, me pone bastante de los hígados que traten de engañar al consumidor con tanta patraña publicitaria. ¿Qué será lo próximo? ¿”La nueva Fina y Segura con Alas te lleva al tajo volando”? Se aceptan sugerencias.